lunes, 23 de junio de 2014

Boda de Alaska y Mario

Alaska y Mario también se casaron en Las Vegas, en Viva Las Vegas Wedding Chapel, boda de Alaska y Mario.
Filmaron allí el reality de MTV, Alaska y Mario.
Se habían casado 13 años atrás en 1999 en la capilla del jardín, ella disfrazada de Dolly Parton, y el de Elvis.

Os voy a dejar el relato de su boda, en palabras de la propia Alaska:

“Después de estar en Las Vegas durante cinco días, lo de ser un periodista gonzo [a lo Hunter S. Thompon] te sale, así que decidimos casarnos mañana. Al fin y al cabo, es un desperdicio venir aquí y dejar pasar la oportunidad de casarse en una wedding chapel.
 Muchas de ellas ya las hemos visto otros días, como Graceland (donde se casó Edi Caligari), la llamada Little White Chapel o las instaladas en el interior de los hoteles que desechamos desde ya por ser demasiado finas y aburridas. Recurrimos a nuestras guías y elegimos visitar cuatro más. Finalmente nos decantamos por una que se llama Viva Las Vegas (siempre nos encantó el Elvis más hortera). Aparte de esto, el motivo que nos lleva a enamorarnos de esta capilla, sin contar a la señora tan simpática que nos la muestra, es que en ella se celebran bodas temáticas. Bodas que van desde el modelo rock & roll (540 dólares) al Camelot (590 dólares), pasando por el Victorian, el Egypcian o Western. De cabeza y sin ningún tipo de dudas, decidimos que nos casaremos con la parafernalia de la disco music más chochi. El siguiente paso es localizar una tienda que nos alquile nuestros trajes para la ceremonia. Sin preguntarnos el uno al otro, hemos decidido casarnos vestidos de Elvis y Dolly Parton. La parte femenina tiene alguna dificultad en encontrar modelazo, que finalmente se resuelve con un vestido ceñido y glamouroso que haría las delicias de la Joan Collins más perversa (que, por cierto, también se casó aquí). Él, mono blanco, estrecho, acampanado con escote y remachado con motivos turquesas y plateados se complementa con unos botines media caña y tacón blanco nuclear que ya quisieran muchos para sí. De esta guisa nos paseamos por la tienda ante la mirada atónita y entusiasta de la dependienta. Y es que parece ser que allí no pasan estas cosas muy a menudo.
 En todo momento nos ha acompañado en este itinerario un taxista que responde al nombre de Joey Giambra. Durante el trayecto que va desde la capilla al lugar donde se saca la licencia para la boda (35 dólares), le preguntamos si él sabe dónde podríamos ver un combate de boxeo, a lo que (muy a nuestro pesar) nos responde que hemos elegido los días más familiares del año (por lo de Acción de Gracias) y que, por tanto, no hay combates. Nuestro gozo en un pozo. Pero la pregunta da pie a que nuestro taxista nos cuente su vida (interesante y algo decadente) que está recogida en un libro que nos muestra. (…) Mientras nos cuenta más detalles, pasamos por delante de un local llamado Little Darlings, con un cartel gigante que anuncia desnudos integrales. Está al lado de la autovía de circunvalación paralela a Las Vegas Boulevard, y muy próximo al local se encuentran aparcados más de diez camiones que delatan a sus conductores y sus altos en el camino durante la jornada laboral. ¿A qué nos suena esto? Al llegar a nuestro hotel, Joey nos regala y dedica (felicitándonos por nuestra eminente boda) su libro. En la contraportada aparece una foto del protagonista junto a Julio Iglesias. Abajo reza la siguiente frase: ‘Ésta es la historia de Joey Giambra, campeón sin corona de los pesos medios’.
 Pasamos la mañana en la piscina del hotel, inmersos en el jacuzzi de agua caliente. Llegada la hora, nos vestimos con nuestros trajes alquilados y bajamos al bar a emborracharnos, pues eso de casarse impone un poco. Nuestra presencia en el hall causa sensación, y unas niñas se acercan a pedirle autógrafos y fotos a este Elvis ocasional. Quizá es porque algunas personas, como Billy y Silvia Superstar de Killer Barbies, esperan llegar a Las Vegas y encontrar supuestos Elvis por la calle. Claro, cuando ven a uno, enloquecen.
Después de unos cócteles decidimos darle al ron y al tequila en estado puro. La bebida se sirve generosa, al estilo español y no anglosajón, por lo que rápidamente estamos en situación de casarnos y de cosas todavía peores. La limusina llega a su hora conducida por una rolliza y encantadora tejana. En el bar del vehículo no hay alcohol, pero no importa, llevamos el que necesitamos dentro de nuestros cuerpos. La capilla está decorada con una bola de discoteca y las luces parpadean al ritmo de la disco musicAparece un Tony Manero impecablemente vestido y comienza la ceremonia, en la que se mezclan los votos tradicionales con otros tomados de letras de canciones de la era dorada de las discotecas, comoBad girls, Last dance o Macho man. Entre baile y baile, el ministro Travolta nos declara marido y mujer; luego corre a cambiarse, ya que él mismo es el estupendo Elvis encargado de cerrar el ritual de ¡Viva Las Vegas!. Tras las felicitaciones, la limusina nos devuelve al hotel Excalibur, a tiempo para ver por última vez nuestra telenovela favorita. Es un capítulo cumbre, donde uno de los protagonistas trafica con tachas (éxtasis) y otro comenta que “una cosa es meterse coca y otra vender”, sin duda la frase más ‘Thompson’ del viaje”.

 Posteriormente, 13 años después han vuelto a renovar sus votos, con Elvis, y todos sus compañeros de las Nancys Rubias.
Han filmado el reality de MTV, Alaska y Mario, a la boda llegaron el el Cadillac color rosa, con Elvis manejando el Cadillac y cantando "That's All Right Mamma".








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